La ociosidad tiene muy mala fama. Dependiendo de quién lo cuente, se le atribuyen males como la drogadicción, el alcoholismo, la masturbación excesiva, el subdesarrollo de los países tropicales, la pérdida de fortunas millonarias y la proliferación de la TV y los videojuegos entre la juventud. Si nuestras abuelitas tienen razón, hay pocas cosas peores que ser ociosos en esta vida, y la gente que se deja llevar este defecto no tiene otro destino que ser un vago y vivir debajo de un puente, mendigando dinero para poder alimentar alguno de los vicios que ha adquirido por ser, precisamente, "un ocioso".
Antaño (siempre había querido usar esa palabra), los ociosos requerían de un espacio físico para reunirse a hacer sus actividades (o falta de) o estaban condenados a vivir su ocio en soledad. Sin embargo, desde que llegó la Internet, esta se ha convertido en el punto de reunión de todos los ociosos del mundo, que básicamente han llegado a dos conclusiones:
1) Son un chingo. De hecho, en algún momento de su vida, probablemente todo mundo usa su tiempo libre para no hacer nada.
2) Hacen cosas similares. Esta es una de las contradicciones más grandes de la ociosidad, pero lo cierto es que el ocio siempre se traduce en actividad, aunque tradicionalmente en actividad pasiva. Hay gente cuyo ocio es simple, y lo usa para ver lo que haya en la tele en ese momento y hay gente con actividades muy extrañas como contar a los Pérez en el directorio telefónico local o hacer gráficas de números poco relevantes. Antes de Internet, es probable que muchas de estas personas pensaran que estaban solos en su bizarra actividad. Sin embargo, desde que alguien publicó una página diciendo que ocupaba su tiempo libre haciendo esculturas con latas de atún o quemando automóviles a escala, también hubo alguien que buscaba a alguien con esas características y que se sintió parte de un grupo por primera vez en su vida. Este efecto después se multiplica y se crean las comunidades virtuales.
Este fenómeno social es reciente, de hecho en el último año o dos ha aumentado con la proliferación de los blogs (de los cuáles este es un pobre, pero ocioso, ejemplo), los podcasts, los MMORPGs y la facilidad para editar y subir video. Con esto, la gente que ocupa estas comunidades virtuales ya no espera que el gran líder todopoderoso les transmita la sabiduría, sino que ellos mismos ponen lo que quieran poner, y esperan respuesta de su auditorio para volver a poner otra cosa y así tener una especie de conversación global.
Ejemplo de esto es que yo, estando en Monterrey, puedo ver con qué se divierten los chinos (http://video.google.com/videoplay?docid=-6739710473912337648), los chinos, desde allá, pueden ver con qué se divierten los regios (http://edgarsecae.4t.com/) y todos nos podemos reir de las múltiples y muy creativas parodias de una de las películas nominadas al Óscar (http://www.dailysixer.com/brokeback.shtml y http://www.wimp.com/wetback/, chequen el de Heat en el primero y vean el segundo). Nada mal para una bola de ociosos, ¿no creen?
Perry: The devils' workshop
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